9:55 p.m. se acercaba el otro plato fuerte de la noche: Mötley Crüe. el grupo de Nikki Sixx, Tommy Lee, y Vince Neil tenía la difícil tarea de mantener el fuego que sus colegas habían encendido sobre el escenario antes de ellos, además de no dejar caer el ánimo de un público que ya había dejado un porcentaje no menor de su energía. Con todos los himnos fiesteros que tienen los Crüe, era absolutamente imposible que el concierto se viniera abajo. Tal vez les costó un poco entrar en calor y compenetrarse con el público, pero en cuanto lo hicieron, su concierto fue candela pura. Al igual que Def Leppard, también demostraron que son una especie de rocola de éxitos. Wild Side, Shout at the Devil, Girls, Girls, Girls, Kickstart my Heart, entre muchas otras, pusieron a saltar, bailar, y gritar al Simón Bolívar, siendo Home Sweet Home uno de los puntos más altos de la noche, canción que puso a cantar a grito herido a todo el lugar y que le sacó una que otra lágrima a Nikki Sixx, quien -tras finalizar la presentación- subió un video en Instragram casi llorando y hablando de la enorme emoción que sintió tras tocar en Bogotá.
Tommy Lee siendo Tommy Lee, ese personaje desparpajado y genuinamente rebelde, en un momento se dirigió al público para pedirle a las asistentes que mostraran sus pechos, a los que un puñado accedió para el deleite de los allí presentes. Vince Neil, quien ha luchado muchísimo con su voz y con las letras en los últimos años, dio una presentación más que digna. Se nota que se puso en la tarea de prepararse lo mejor posible. A priori, el factor que generaba más intriga de la presentación de Mötley Crüe era John 5, guitarrista que llegó a la banda para reemplazar en vivo a Mick Mars, quien decidió dejar los escenarios por problemas de salud. Cuando Mars anunció su retiro de las giras, tuve una leve decepción, pues su estilo de tocar y su pinta oscura y lúgubre son increíblemente cool, pero no tenía la menor duda de que su reemplazo la iba a romper. Así fue. En solo una ocasión recordé que Mick Mars no estaba en el escenario. Lo que perdieron con la partida de Mars, lo ganaron con la presencia vampirezca y voltaje de John 5, por no hablar de que el tipo toca todas las canciones con una precisión que da miedo. A pesar de haber tenido problemas técnicos en las primeras canciones (durante Live Wire su guitarra dejó de sonar) demostró que es el hombre correcto para llenar tan grandes zapatos.
A pesar de los clásicos problemas de logística (filas que no son fila y que parecen no terminar, por ejemplo) y de sonido (tal vez el Simón Bolívar no es el mejor lugar para conciertos), y ni mencionar el tremendo susto que nos dio Joe Elliott, Def Leppard y Mötley Crüe -a pesar del paso del tiempo- tienen una energía envidiable (los tipos parecen de 20) y nos regalaron un 3 horas de las más hermosas que ha visto el país en materia de rock en los últimos años.