lunes, 29 de abril de 2019

Guitarristas Subvalorados


Por cada ídolo de las 6 cuerdas (7, en algunos casos) hay uno que injustamente no se le cuelga el rótulo de "gran guitarrista". Por cada Hendrix hay un N.N. Por cada Eddie Van Halen hay un Don Nadie. Por cada Slash hay un "¿y ese quién es?". A continuación encontrarán apenas un puñado de aquellos guitarristas cuyas facultades no han sido justamente valoradas.

David Gilmour (Pink Floyd)


Es muy fácil perderse en la grandeza de Pink Floyd y considerar a Roger Waters como el principal arquitecto del sonido e imagen de la banda, pero los invito a que oigan la música del grupo inglés antes y después de la llega de Gilmour. Sin él, el cuarteto se hubiera quedado en las épicas estructuras creadas por Waters, pero hubiera carecido de la profunda y onírica voz de Gilmour, la cual es un acompañamiento exquisito a su pureza al tocar la guitarra. Casi como un buen vino acompaña al caviar. Hasta la fecha no he oído un guitarrista más impecable en su interpretación. No le sobra ni le falta nunca nada. 

Neal Schon (Journey)


Si bien sus inicios fueron en el grupo de un tal Carlos Santana, donde Schon ha demostrado el grueso de sus talentos es en Journey. Tal vez la música de esta banda no, al menos a oídos de las masas, es necesariamente algo "cool", y posiblemente eso haya influido en que su talento sea subvalorado. Parece que no hay nada que Schon no pueda hacer. ¿Quien oírlo tocar acordes pesados? Oigan Separate Ways. ¿Baladas románticas? Open Arms. ¿Acercarse al instrumento con elegancia? I´ll be Alright Without You. El tipo es un maestro. Y hay que serlo para tocar al lado de Santana. 

Gustavo Cerati (Soda Stereo)


Su talento en la guitarra ha sido sin duda eclipsado por sus letras, buena pinta, y por las miles de melodías pegajosas que hizo en su carrera, sobre todo con Soda Stereo. Sin embargo debajo de esa torre de hits y letras memorables, yacen riffs contundentes y gran maestría y exquisitez. Quizás el botón de muestra más claro de su poder guitarrero es el Unplugged de Soda, principalmente En la Ciudad del la Furia, en la que su manejo de efectos de pedal resultan absolutamente espléndidos. 

The Edge (U2)


Cuando el cantante del grupo en el que uno toca guitarra es Bono, un tipo con una voz privilegiada que ama las cámaras y luces tanto como estas lo aman a él, es muy difícil no pasar a un segundo plano. A pesar de esto, The Edge es todo menos un simple segundón en las filas del grupo, pues su sonido ha sido trascendental y , según fuentes cercanas al grupo, lo que aporta tras bambalinas es igual de importante. Sí, Bono es la cara del grupo, pero hagan el ejercicio de tratar de oír canciones como Pride y Where the Streets Have no Name sin la guitarra y efectos de The Edge. 

Mark Tremonti (Creed/Alter Bridge)


Satanizado por su paso por Creed y haber sido compañero de banda del muy poco querido Scott Stapp, Tremonti no ha logrado establecer su reputación como el excelente guitarrista que es, al menos no en la las grandes ligas. Con su trabajo solista y Alter Bridge mucho respeto ha logrado ganar. No es para menos, pues ese voltaje con el que interpreta el instrumento y las murallas de riffs inclementes que crea no se oyen todos los días. 

Wes Borland (Limp Bizkit)


Otro que se ha visto perjudicado por el grupo en el que se hizo famoso y el cantante que lo acompaña en este. Ser guitarrista de Limp Bizkit y compañero de Fred Durst tal vez le haya hecho pocos favores a Borland. No es fácil ser respetado cuando se es parte de uno de los grupos más odiados junto a uno de los cantantes más detestados. Pero si se logra oírlo a través de esto, no es difícil encontrar a un guitarrista muy sólido y que crea riffs muy interesantes, y aún mejor y más admirable, toca guitarras de siete cuerdas.

Jerry Cantrell (Alice in Chains) 


Este es tal vez uno de los casos más aberrantes de subvaloración que he visto en la música. ¿Las razones? No las tengo muy claras, pero es posible que el grupo de Cantrell -Alice in Chains- haya vivido bajo la sombra de otros grupos de la época que fueron más grandes comercialmente, como Nirvana y Pearl Jam. Cantrell es una doble amenaza, canta bien y toca guitarra de forma maestral y logra unos tonos oscuros que no pueden ser de otro guitarrista sino de él. 

John Frusciante (Red Hot Chili Peppers)


Hoy por hoy, tras años de la partida de Frusciante de los Chili Peppers- el grupo estadounidense sigue vigente, pero da más la impresión de que es por nombre e historia que por la música que hacen actualmente. Sí, han sabido hacer buenas canciones, pero la época de grandes éxitos parece haber quedado atrás, y no creo que sea coincidencia. John Frusciante era su arma secreta y fuente importante de su éxito, antes y después de él. Su vibra en el escenario, buena onda, y tonos hendrixianos hacen de él un guitarrista como pocos. 





















miércoles, 3 de abril de 2019

¿Podría Mötley Crüe Triunfar Hoy?


Tras el estreno de The Dirt, película autobiográfica basada en el libro del mismo nombre y que cuenta las travesuras de Mötley Crüe a lo largo de su carrera, me he preguntado si el grupo de Los Angeles triunfaría si comenzara hoy y, mejor aún, si su comportamiento sería aprobado en la actualidad. Si no ha visto la película y no quiere spoilers mejor deténgase aquí y regrese en cuanto la haya visto.

Para el año en que el libro de The Dirt salió , 2001, las pilatunas de Nikki Sixx, Mick Mars, Tommy Lee y Vince Neil ya eran ampliamente conocidas, pero el detalle y sinvergüencería con la que relataban las historias era, al menos por momentos, demasiado. Tras leerlas daban ganas de lavarse las manos y los ojos. Un examen de enfermedades de transmisión sexual tampoco estaba de más. Si bien la película estaba entre el tintero hace varios años, muy seguramente sus productores pusieron el pie en el acelerado para lanzarla tras ver el rotundo éxito del filme de Queen, Bohemian Rhapsody. Tal vez menos masiva pero más fiel a la realidad de la banda, The Dirt es una celebración al caos que era Mötley Crüe, casi que una apología a ser un perfecto idiota, un jackass dos décadas antes de Jackass. 

El sexo, las drogas, las fiestas, todo está ahí, y -cómo no- Ozzy Osbourne inhalando una fila de hormigas y lamiendo orines del piso. Cuando comencé a escuchar al grupo, más o menos a mediados de los 90, sus locuras me parecían divertidas por alguna razón. Culpo a mi mente adolescente. Ver el Behind the Music de VH1 sobre el cuarteto era comedia pura, aunque también algo aterrador. ¿Podrían estos cuarto dementes salirse con la suya en 2019? Musicalmente hablando, lo dudo. La escena musical de hoy está dada para todo menos para el rock estridente de guitarras y letras fiesteras. Si no haces rap pop o reggaeton estás perdido. Por otra parte, ya casi nadie vende discos, y Mötley supo vender unos cuantos en sus días de gloria. 

Si Nikki Sixx y compañía hubieran comenzado su carrera hace un puñado de años y adoptaran ese mismo comportamiento que los caracterizó en los 80 lo más seguro es que hoy estuvieran presos o fuertemente señalados dentro del movimiento Me Too. No me malentiendan, su música es excelente. De hecho, sueño con el día en que un grupo vuelva a sonar así. Pero su comportamiento era aberrante y hoy en día pocas personas se tomarían el tiempo de celebrarlo. Estas anécdotas de largas fiestas, sobredosis de drogas y mujeres por doquier básicamente nadie las aplaudiría en estos tiempos. The Dirt es una película que se deja ver, cumple el efecto de entretener un rato, pero fue lanzada en el peor momento posible, cuando ser un chico malo está más pasado de moda que hablar por una línea fija de teléfono. Mötley Crüe tuvo suerte de llegar a escena cuando llegó, pues en esta época probablemente no serían más que un grupo de bar.