jueves, 18 de mayo de 2017

Chris Cornell: In Memoriam



Una vez más, como se ha vuelto costumbre en el último par de años, debo hacer homenaje póstumo a otro de mis ídolos de adolescencia. ¿Qué puedo decir que no suene a cliché? ¿Qué Cornell es una de las grandes voces en la historia del rock? ¿Qué su legado nunca va a morir? ¿Qué su voz está a la par con otras voces del rock como la de Robert Plant? Todos clichés, sí. Todas verdades. 

Era el año 1994, el grunge y rock alternativo eran los sonidos más importantes del momento. Un día prendí mi televisor y puse MTV. El video que estaban dando era Black Hole Sun, del entonces más reciente álbum de Soundgarden. No sabía si reír, asustarme, o hacer ambas a la vez. Las extrañas imágenes del video eran suficiente razón para captar mi atención, pero era imposible, además, no captar de inmediato que tras dichas imágenes había una canción increíble, liderada por la potencia vocal de Cornell. Desde ese día me hice fan de Soundgarden y de Chris. 

Todo lo que bendecía con su voz se volvía oro. Comenzando con Soundgarden, pasando por Temple of the Dog y Audioslave, hasta llegar a su trabajo en solitario, con una muy pequeña duda sobre Scream, disco con fuertes influencias pop que dejó a todos confundidos. Era muy bueno haciendo versiones desconectadas de sus canciones, así como covers. Les recomiendo especialmente la versión que hizo de Nothing Compares to You de Prince, y la mitad parodia/mitad cover de One de U2 usando la letra de One de Metallica. Simplemente genial. Su rango vocal era supremamente amplio. Podía llegar a notas tan altas que podrían romper vidrios, pero a la vez sentarse con una guitarra acústica y arrullarnos con una dulce melodía. Según noticias recientes, Soundgarden estaba trabajando en el sucesor de King Animal, álbum con el que regresaron en 2012 tras algo más de una década de silencio. 

Nunca pude ver a Cornell en vivo, pero en no pocas ocasiones me imaginé asistiendo a un concierto de Soundgarden. En 2002, cuando Audioslave lanzó su primer álbum, intenté comprar mi entrada, pero justo ese día hubo un ataque cibernético y no pude comprarla, pues una vez logré volver a conectarme, las boletas estaban agotadas. 

Tengo en mi colección todos los álbumes de estudio de Soundgarden, el de Temple of the Dog, todo el catálogo de Audioslave, y un disco solista, y hoy -en medio de la tristeza- debo oírlos todos, así mi oído proteste y comience a pitar, como lo hace habitualmente. No importa. Será por una buena causa. Espero que como Cornell hizo a comienzos de los 90 cuando -tras el fallecimiento de su amigo y también cantante Andrew Wood- escribió un par de canciones brillantes como homenaje, las cuales se convirtieron posteriormente en el disco de Temple of the Dog, alguien en algún lugar devuelva tan hermoso gesto y escriba un par de canciones en su honor.