Pensar en Pink Floyd es pensar en la genialidad de Roger Waters y David Gilmour. Es pensar en la precisión de Nick Mason en batería y en las atmósferas sónicas creadas por el teclado majestuoso de Richard Wright. Su obra maestra -con el respeto que merece The Wall- es The Dark Side of the Moon, un álbum conceptual que explora diversas facetas de la vida como la avaricia, el tiempo, la enfermedad mental, el conflicto, la muerte, entre muchas otras. Canciones como Money y Time quizás fueron las más populares del disco. Sin embargo, justo en la mitad del álbum hay una pieza que produce escalofríos cada vez que suena: The Great Gig in the Sky. Su melodía hipnótica con tintes existencialistas dan paso eventualmente a la imponente voz de Clare Torry, cuya impecable interpretación añade afán y drama a la canción. Es casi como un llanto de desespero que desemboca en un leve aire de esperanza y alivio.
En 1972, el grupo comenzó a tocar en vivo una versión temprana del tema llamada "The Mortality Sequence". Un año más tarde, cuando la banda se acercaba a la finalización de la grabación del disco, Torry fue invitada al estudio, pues el cuarteto tenía una composición con la cual no sabían qué hacer. Cuenta la cantante que al llegar al estudio el grupo le presentó la canción y le confesaron que no sabían qué querían hacer con ella. Sus primeros intentos de hacer algo con The Great Gig in the Sky fueron fallidos, pues nada de lo que cantaba encajaba con el feeling de esta. "No estaba llegando a ningún lado. En ese momento fue cuando pensé ´tal vez debería pretender que soy un instrumento'".
Los intentos posteriores salieron mejor. Torry cerró sus ojos y comenzó a sacar de su alma cuanto sonido pudiera. Sin embargo, según ella misma cuenta, "me di cuenta de que comenzaba a sonar repetitiva. Así que les dije que ya tenían suficiente material". La vocalista se fue del estudio sin saber si algo de lo que había grabado sería utilizado. Por su trabajo, recibió dinero de bolsillo y boletas para conciertos de la banda. Fue hasta 2004 cuando decidió demandar al grupo por las regalías de derechos de autor. El asunto no pasó a mayores y en los créditos del Dark Side of the Moon, la composición de la canción se acredita como Wright/Torry. Se hizo justicia con una cantante autora de una las melodías más impresionantes en la historia de la música.
A lo largo de su carrera, Pink Floyd tocó The Great Gig in the Sky en varias de sus giras. Roger Waters y David Gilmour han hecho lo propio en sus presentaciones como solistas. Múltiples cantantes han tratado de replicar lo hecho por Torry, incluso algunas versiones en vivo han sido interpretadas por tres mujeres, quienes se turnaban diferentes fragmentos de la melodía. Así de difícil debe ser encontrar quién le haga justicia a la canción.