miércoles, 28 de abril de 2021

El secreto detrás del sonido de Brian May


A la hora de tocar guitarra hay muchas formas de lograr un sonido único y especial: pedales, amplificadores, cuerdas, efectos de producción y -por supuesto- las famosas púas o uñas. Sin embargo, Brian May, guitarrista de Queen y uno de los más aclamados intérpretes de las seis cuerdas, usa algo inusual: una moneda. 

Pero no cualquier moneda, una moneda británica de seis peniques. Esta curiosa preferencia no para ahí, pues no solo la moneda es de ese valor específico, sino que debe haber sido fabricada antes de 1956. El músico y astrofísico afirma que tocando así logra un sonido "muy limpio", señalando también que tomándola desde un ángulo específico produce cierto "chisporroteo, el cual -combinado con el talón de la mano- da casi la misma articulación que una voz humana". 

En entrevista con la revista especializada Premier Guitar, May afirmó que otra de las cosas que le gusta de las monedas es que no dañan las cuerdas y su durabilidad es enorme: "esta (moneda) es de plata de níquel y duran por siempre. Tengo mil de ellas, y son muy baratas...además, no se enredan con las cuerdas". En varias ocasiones, el guitarrista ha comercializado monedas con su rostro y nombre, y las ha vendido a los fans que asisten a sus presentaciones (continúa después de la foto).....


La primera vez que el músico hizo sus propias monedas fue para su para su gira de 1993, en la cual promocionaba su álbum Back to the Light, su primer esfuerzo solista tras la muerte de Freddie Mercury. Otras monedas fueron producidas de forma limitada para sus giras de 2008 y 2014. Además de May, otros grandes artistas prefieren usar monedas para tocar sus instrumentos, tal es el caso de Billy Gibbons, de ZZ Top, quién usa un peso mexicano. La siguiente vez que oiga Bohemian Rhapsody, We are the Champions, o cualquier otro clásico de Queen, ya sabrá el porqué del peculiar sonido de la guitarra. 







miércoles, 21 de abril de 2021

La última canción que escuchó Joey Ramone

 


Inmersa en el mar de éxitos que es All That You Can't Leave Behind, aclamado álbum de U2, yace una joya que Joey Ramone, cantante de los Ramones, escuchó en su lecho de muerte. 

Bono -cantante de U2- escribió In a Little While pensando en su esposa, además de tomar inspiración en acontecimientos sociopolíticos. Al parecer, el vocalista del cuarteto grabó la voz de forma improvisada y justo después de una noche de fiesta. A pesar de la resaca, logró un resultado bastante especial. Lo que inició como una canción de amor, terminó tomando un significado absolutamente distinto cuando la canción llegó a oídos de Joey Ramone, quien se encontraba hospitalizado en Nueva York, luchando por su vida.

El hermano de Joey -Mickey- y su madre fueron llamados al hospital para que se despidieran del músico. Mickey llevó consigo una copia de All That You Can't Leave Behind y puso la canción en cuestión. Posiblemente, buscando, a través de la letra, que su hermano consiguiera algo de comodidad en sus últimos momentos:

"En un rato más este dolor no dolerá más".

Días más tarde Bono, al enterarse de esto, presentó la canción en un concierto de U2 como una canción que trataba de un guayabo pero que a raíz de lo sucedido con Joey Ramone había tomado un sentido distinto:

"Esta es una canción que Joey Ramone amaba. Fue la última canción que él escuchó, y eso es asombroso cuando creciste siendo fan de su música. Joey convirtió una canción sobre un guayabo en una canción gospel, así es que la oigo ahora", señaló Bono antes de interpretar la canción. 







miércoles, 14 de abril de 2021

La extraña desaparición de Richey Edwards, exguitarrista de Manic Street Preachers

 


El mundo del rock está plagado de historias extrañas y mitos. La supuesta muerte de Paul McCartney en 1966 tras un accidente de tránsito y que Kurt Cobain no se quitó la vida sino que fue asesinado son apenas un par de ellos. Quizás uno de los más interesantes pero muy poco publicitados es el de la desaparición de Richey Edwards, guitarrista del grupo de Gales Manic Street Preachers, quien- dice la teoría- fingió su propia desaparición. 

Edwards tenía varios de los clichés de estrella de rock: abuso de sustancias, problemas psicológicos, y una personalidad oscura y misteriosa. Musicalmente, su contribución como letrista fue vital para el grupo, pero su interpretación del instrumento, dicen algunos, no era la mejor, sobre todo al comienzo del grupo, cuando aparentemente desconectaba la guitarra durante los conciertos para no hacer evidente su falta de talento. 

El 1 de febrero de 1995 el músico desapareció, justo antes de que él y James Dean Bradfield, cantante de la agrupación, se disponían a viajar a Estados Unidos como parte de una gira promocional. Según reportes, Edwards salió del hotel de Cardiff en el que se hospedaba, dejando atrás su maleta y artículos de aseo. Posteriormente, se dirigió a su apartamento, donde su fue encontrado su pasaporte, Prozac, y un recibo de peaje. En las dos semanas siguientes, un fan reporta haberlo visto en la oficina de pasaportes de Newport, y en la terminal de transportes de dicha ciudad. El 7 de febrero, un taxista afirma haber llevado al guitarrista a una estación de tren en Pontypool. Alrededor de dos semanas después, su vehículo abandonado fue encontrado por las autoridades, con evidencias de que alguien había estado viviendo ahí. Debido a la cercanía del lugar en el que el auto fue encontrado con el puente Severn, conocido como un lugar en el que las personas saltaban para acabar con su vida, se asumió que Edwards había hecho lo mismo. Sin embargo, en entrevista de 1994, el músico señalo que el suicidio no era algo en lo que el pensaba, pues "soy fuerte y puedo aguantar el dolor". 

Varios avistamientos de Edwards han sido reportados desde su desaparición, algunos afirman haberlo visto en las islas españolas de Fuerteventura y Lanzarote, mientras que otros aseguran haberse cruzado con él en un mercado en India. Nada de esto ha sido oficialmente confirmado. Manic Street Preachers siguió haciendo y gozando de gran éxito. El 24 de noviembre de 2008, Richards fue declarado muerto. Su hermana, Rachel, continúa buscando hasta el día de hoy pistas sobre la suerte de su hermano.






miércoles, 7 de abril de 2021

Cuando el grunge y la literatura se cruzaron

 


No es nada extraño que el mundo de la música nos dé colaboraciones que parecieran carecer de todo sentido: Lou Reed y Metallica, Sting y Shaggy, Jack White y Alicia Keys, entre otras tantas. Lo que si es extraño es cuando dos formas distintas de arte se juntan, más aún cuando dos líderes de la contracultura están involucrados. Ese fue el caso de Kurt Cobain, cabeza del movimiento del rock alternativo de los 90 con Nirvana, y William S. Burroughs, una de las caras más visibles de los escritores de la llamada Generación Beat. 

Si bien a William S. Burroughs no le gustaba la música estridente de Cobain, lo suyo era el blues, el líder de Nirvana le tenía una gran admiración. Era uno de sus ídolos. Uno años después de la muerte del músico, sus diarios fueron publicados. En una entrada Cobain señalaba que le encantaba "todo lo que empieza por B: Bukowski, Beckett, pero sobre todo Burroughs". Unos meses antes de la muerte de Kurt, ambos artistas se reunieron. Hablaron un rato, y el escritor regaló a Cobain un autorretrato debidamente autografiado. Sobre el encuentro, Burroughs admitió que el cantante y guitarrista "es un chico raro. Frunce el ceño sin ningún motivo". Cuando se supo del suicidio del líder de Nirvana, Burroughs dijo que "él ya estaba muerto".

Pero el encuentro entre ambos no se quedó solo ahí. En 1992 los dos grabaron juntos lo que tiene que ser una de las piezas musicales más raras en la historia de la música: The "Priest" They Called Him, una grabación de casi 10 minutos en la que Burroughs recita The Junky's Christmas, una de sus historias cortas, mientras Cobain toca en su altamente distorsionada guitarra una versión de la canción navideña Silent Night y To Anacreon in Heaven, tema oficial de una sociedad inglesa de músicos amateur del siglo XVIII. Burroughs grabó su parte en septiembre de 1992, mientras Cobain hizo lo suyo en noviembre del mismo año. En la portada del sencillo aparece Krist Novoselic, bajista de Nirvana, interpretando a The Priest, protagonista del relato de la canción.

El track tuvo cero rotación comercial debido a su extraña naturaleza, pero hace parte del legado de Cobain, a quien probablemente nunca nos cansaremos de escuchar, incluso si se trata de él haciendo ruido con su guitarra por 9 minutos 41 segundos.