jueves, 15 de febrero de 2018

¡A Romper Calabazas de Nuevo!



Como he dicho siempre: TODOS, absolutamente TODOS los grupos eventualmente se reúnen, ya sea total o parcialmente (Oasis, ustedes siguen). Después de semanas de especulación, la formación original de los Smashing Pumpkins ha decidido reunirse, excepto por D´arcy quien -por motivos que aún no son del todo claros- no será parte de esta reunión. Junto a Billy Corgan, Jimmy Chamberlin, y James Iha, estará Jeff Schroeder, guitarrista que ha sido parte de previas encarnaciones del grupo. Aún falta por aclararse quién va a tocar el bajo en lugar de D´arcy. Lo que si se sabe es que a mediados de julio la banda de Chicago iniciará una gira que los llevará por diferentes ciudades de Estados Unidos hasta el mes de septiembre. En un anunció (el cual pueden ver al final del artículo) el grupo anunció oficialmente las fechas del tour por medio de un nostálgico video de las niñas de la portada de Siamese Dream ya grandes y algo "desgastadas" prendiendo fuego al clásico logo del corazón con las letras SP en su interior. Después de esto todo es incierto hasta el momento, pero si jugamos a especular, no resultaría extraño que Corgan y compañía hicieran la clásica jugada de escapar del invierno en Europa y Estados Unidos para pegarse la "rodadita" a Suramérica. Dedos cruzados.

Los Pumpkins estarán tocando música de sus 5 primeros álbumes, entre los cuales se destacan Siamese Dream y el épico Mellon Collie and the Infinite Sadness, toda una insignia de los discos del rock alternativo de los 90 que, si apuntan un arma a mi cabeza, confieso que en mi corazón noventero ocupa un lugar más especial que el mismo Nevermind, sin quitarle mérito o decir que no me gusta esta otra pieza definitiva de la era grunge. 

Amantes del rock de los 90, a desempolvar esa vieja camiseta de zero (la tuve hace más de dos décadas), ¡es hora de volver a roquear!











lunes, 5 de febrero de 2018

¡Qué Vuelva el Rock al Super Bowl!


Ni el Super Bowl ni el football gringo son lo mío. Sin embargo siempre me había llamado mucho la atención el espectáculo de medio tiempo. Lastimosamente este se convirtió en una especie de burla de lo que alguna vez fue, más o menos como los premios MTV. 

En la década pasada desfilaron por el escenario del aclamado show de intermedio artistas como Aerosmith, U2, los Rolling Stones, Paul McCartney, Bruce Springsteen, The Who, Tom Petty, y Prince, cuya presentación es considerada por muchos -incluyendo a su servidor- como la mejor de todos los tiempos en el Super Tazón. Con la llegada de la nueva década la NFL decidió cambiar el tono de los artistas y respectivas presentaciones, pasando de leyendas del rock a actos pop de medio pelo. Todo comenzó a irse abajo con la presentación de los Blacked Eyed Peas en 2011, en la cual apareció Slash por alrededor de 1 minuto (no les miento, vean en YouTube y hagan la cuenta). El año siguiente nos dieron a una Madonna que daba pesar. En 2013 al sobrevalorado Bruno Mars con unos dos minutos sobre el escenario de los "invitados especiales" de unos tales Red Hot Chili Peppers, quienes ya hacían música cuando el señor Mars aún tomaba tetero. Cómo olvidar la actuación de Katy Perry con el medio minuto de Lenny Kravitz tocando junto a ella y a ese vergonzoso tiburón que de bailar no sabía nada. Ni me menciones la pálida presentación de Coldplay en 2016 con , otra vez, Bruno Mars.

Anoche, en el Super Bowl LII, se presentó Justin Timberlake. Siempre he sido y seré un roquero devoto, pero sé admirar y reconocer cuando hay calidad en otros géneros, y Timberlake me parece un buen artista. Algunas de sus canciones solistas como con NSYNC hacen parte de mi lista de placeres culposos en Spotify (no mientan, ustedes también han cantado Cry me a River con ojos cerrados). Lo de anoche fue una vergüenza absoluta. No sé si Justin se levantó con el pie izquierdo o tenía los zapatos al revés, pero el cantante tuvo un pésimo día en la oficina. A los 3 minutos de su presentación ya me encontré distraído y pensando en todo menos en lo que estaba viendo. un mosaico de sus mejores canciones hicieron parte de los aproximadamente 12 minutos que duro este castigo musical. Un pedazo de una canción por aquí, un pedazo de otra canción por allá, todo juntado de forma desordenada e incoherente. Lo más interesante de su actuación fue la proyección de Prince sobre lo que parecía ser una sábana, lo cual pudo haber también jugado en su contra, pues pareció oportunista (Prince y Timberlake no se llevaban bien) y solo sirvió para recordarnos de lo que fue esa mágica y sublime presentación de Prince en el Super Bowl de 2007.