El sábado pasado, mientras seguía el concierto Back to the Beginning en el que Ozzy Osbourne se despedía de la música rodeado una lista interminable de luminarias del rock y el metal, me fue inevitable pensar que todas nuestras leyendas se están comenzando a apagar. Algunos ya se nos fueron, y se nos fueron muy jóvenes, otros se los está llevando la edad y el paso inevitable del tiempo. Ozzy decidió retirarse básicamente porque su cuerpo ya no le da para los rigores del mundo del entretenimiento. Imagínense lo que debe ser viajar por el mundo y estar en un escenario por alrededor de dos horas con Parkinson y problemas de columna.
La apoteósica despedida de Ozzy es una señal tan grande como pueda haber del comienzo del fin de una serie de leyendas que, como él, rondan los 80 o ya son octogenarios y su energía para este estilo de vida y requerimientos de la misma ya se comienza a agotar. Paul McCartney, Ringo Starr, los Rolling Stones, AC/DC, Jimmy Page, Robert Plant, John Paul Jones, entre otros, siguen vigentes y activos, pero ¿cuánto les puede quedar? Sí, Mick Jagger se mueve sobre el escenario más que músicos décadas menores que él, pero ya tuvo su buen susto de salud con los problemas cardiacos que tuvo hace algunos años. Los Stones no parecen tener planes de parar, pero en cualquier momento pueden cambiar de parecer y retirarse. Lo mismo aplica para todos los músicos anteriormente mencionados.
Cuantos estos monstruos de la música se vayan, ¿qué será de nosotros y quién nos podrá defender? Afortunadamente detrás de ellos hay una serie de artistas que aún son relativamente jóvenes y que tienen, sobre el papel, un rato más para hacer ruido: Guns N´ Roses, Metallica, Iron Maiden, por nombrar solo algunos. El problema es también qué pasará después de ellos. Porque, si bien siempre han surgido muy buenos músicos y artistas, la verdad es que las generaciones más modernas y nuevas no tienen la mística de antaño. Además, la escena del espectáculo actual no da para la creación de estrellas y leyendas de verdad. Todas estás figuras del pop son pseudo estrellas. Mercadeo. Ni hablemos de los pseudo músicos del reggaeton. Una vergüenza. Hoy en día la escena solo permite artistas de medio pelo. En muchos casos ni componen sus letras o música, mucho menos saben tocar un instrumento. Hoy todo es efímero, pegan una canción por casi que literalmente dos segundos y ya, eso es todo. Hablando de Black Sabbath, su ilustre álbum Paranoid salió en 1970, y les aseguro que en alguna emisora o en el Spotify de alguien hoy suena alguna de sus canciones. De hecho, antes de escribir esto me dio por escuchar Changes, de su álbum Vol. 4. (A propósito, ¿vieron cómo Yungblud la sacó del estadio con su interpretación de esta canción en el concierto de despedida de Black Sabbath?) Hay canciones de otros géneros que fueron lanzadas hace apenas unos años y ya a nadie le interesan. Ejemplo: Despacito, de Luis Fonsi.
Aprovechemos a las leyendas que aún nos quedan, pues algún día ya no estarán. Aprovechémosles así ya no sean lo mismo, así ya no canten o toquen como antes. Algún día las vamos a extrañar y desearíamos tenerlas así sea en su peor versión. ¡Larga vida a Ozzy, Black Sabbath y al rock y metal!
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