Hace un par de meses leí la
noticia de que Metallica y Lou Reed estaban poniendo toques finales a un disco
en conjunto. Pensé que era una broma. Sin embargo, y tras consultar varias
fuentes, confirmé la veracidad de la información. Aún así, no podía creer que
dos artistas tan diferentes juntaran fuerzas. Los responsables de la
masificación del Metal por un lado, el padre del Indie por el otro. Uno de los
cuatro grandes del Thrash con el líder The Velvet Underground, grupo pionero
del Art Rock que Pink Floyd haría grande en la década de los 70. Mundos
absolutamente paralelos.
Se preguntará usted de dónde
nació la idea para crear esta masa musicalmente amorfa. En 2009, el Rock and
Roll Hall of Fame celebró sus 25 años con una serie de conciertos. Metallica y
Lou Reed tocaron a dúo. En los camerinos de dicho evento la idea comenzó a
gestarse, idea que era algo diferente a lo que terminó siendo. Lo que
inicialmente quería Lou Reed era que Metallica grabara-sin él- algunas
canciones que había escrito y que nunca había lanzado. Entre esas canciones
había varias compuestas para una obra teatral llamada Lulu, la cual estaba
inspirada en dos obras del alemán Frank Wedekind. Lulu, precisamente, es el
nombre del producto final, el cual fue lanzado el 1 de noviembre en Estados
Unidos y el 31 de octubre en el resto del mundo.
No es un disco nada fácil de
oír por varias razones. La primera, y que de alguna forma ya planteé al
comienzo del artículo, radica en lo diferentes que son los artistas
involucrados. Si Metallica hubiera hecho un álbum con Ozzy Osbourne o Lemmy
Kilmister, sería perfectamente coherente. Si Lou Reed hubiera hecho lo propio
con The Killers –banda con la que ya ha trabajado- o Interpol, seguramente habría
funcionado muy bien. La segunda razón es el tiempo de duración de las canciones
y las características musicales de las mismas. Mistress Dread, por ejemplo, es
una muestra clara y contundente de la furia “thrashera” de Metallica con Lou
Reed hablando. Sí, hablando. Oigan la canción y traten de imaginar cómo se
vería en vivo. Sencillamente no lo imagino, sería un momento casi cómico.
Las 10 canciones suenan como si Metallica
hubiera compuesto música a una colección de poemas escritos por Reed. De esas
10 canciones, siete duran más de seis minutos, siendo Cheat On Me (11:26) y Junior
Dad (19:29) las más largas, por no decir insoportables. Los momentos más
interesantes del álbum son aquellos en los que Reed no habla y la
interpretación instrumental de Metallica manda la parada. Ocasionalmente James
Hetfield, cantante y guitarrista de Metallica, adorna brevemente las canciones
con su voz, pero no por mucho tiempo ni en muchas canciones. Lulu es una
colección de canciones en las que Hetfield, Ulrich, Trujillo y Hammett hacen de
banda de apoyo, algo similar a lo que hizo Pearl Jam con Neil Young en los 90
para el proyecto conocido como Mirrorball.
Fans de ambos lados no están
muy contentos, sobre todo los de Metallica, quienes han clasificado al disco
como “Basura” y “Porquería”, e incluso han amenazado de muerte a Lou Reed. Para
oír este disco hay que armarse de tiempo y paciencia y, sobre todo, entender
que este no es el nuevo álbum de Metallica ni la nueva dirección del cuarteto.
Respiren, no se van a dedicar a ponerle música a poemas ni a obras teatrales.
Es simplemente un experimento y, como tal, puede ser exitoso o un fracaso. Si
no les gusta lo experimental, lo denso y extraño, Lulu no es para ustedes. Sin
embargo, y como siempre, no pretendo ser la “última palabra” sobre ningún tema
musical. Por ende recomiendo que juzguen ustedes si el disco es una abominación
musical o una joya preciosa: http://www.loureedmetallica.com/listen-to-lulu.php
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Deja tus críticas, reclamos, flores, insultos aquí!