viernes, 17 de mayo de 2024

Cómo Steve Albini le devolvió la esencia a Nirvana

 


Cuando Nirvana comenzó a planear el álbum sucesor del exitoso Nevermind, en la mente de sus integrantes estaba volver a un sonido más crudo y menos elaborado. Dice la leyenda que Kurt Cobain quería algo menos producido y más orgánico, algo así como Bleach, su álbum debut. 

La elección de Albini como productor del que sería el último disco del trío estadounidense fue decisión de Cobain, quien quería trabajar con él, pues había producido dos de sus álbumes favoritos: Surfer Rosa, de Pixies, y Pod, de The Breeders. 

Albini fue un gran aliado de la banda, ya que por aquella época Geffen, disquera de Nirvana, estaba ejerciendo mucha presión sobre ellos para que el disco fuera lo que ellos querían que fuera, y no lo que la banda buscaba. Tan paternal y cercano a Nirvana fue, que cobró por sus servicios una cifra muy baja, apenas 100,000 dólares. Esto debido a que el grupo estaba pagando los altos costos del disco con el dinero en su propio bolsillo. Por si fuera poco, Albini no aceptó las regalías por su trabajo en In Utero, dado que consideraba estas como algo inmoral y "un insulto al artista". Mejor tipo, imposible.

Pero su importancia en Nirvana no solo se basó en lo ético y moral, Albini le devolvió al trío un sonido más ruidoso y estridente, cumpliendo así con los deseos de Cobain. Canciones como Tourette's, Rape Me, y Serve the Servants tienen el sello total y contundente de Albini. A pesar de que el productor le devolvió la esencia a Nirvana, Geffen no dejó de meter sus garras en el álbum y contrató a Scott Litt, a quien el grupo había considerado como productor del disco, para que trabajara en Heart Shaped Box y All Apologies, y las "puliera un poco". 

Además de ser un genio de la producción, Albini era músico e hizo parte de varios proyectos como Shellac y Big Black, entre otros. Paz en su tumba. 






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