En mayo de 1998, cuando estaba en Estados Unidos de vacaciones, vi en el periódico el anuncio de un concierto de Van Halen en Boston. No tenía la menor idea de que el grupo y yo íbamos a coincidir en la misma ciudad. Supe que tenía que estar allí, así que compré mi boleta. Fui solo, pues no vivía allí, por ende no tenía amigos en la ciudad, y nadie con quien estaba mostró interés alguno en acompañarme. Eran los días del álbum Van Halen III, el cual contó con Gary Cherone, de Extreme, en la voz. Probablemente es el peor disco del grupo, pero cualquier álbum de la banda siempre tuvo algo interesante. En este caso, canciones como Without You y la épica balada Year to the Day sacan la cara por la producción.
Los días de gloria del grupo ya estaban atrás, es cierto, pero si hay algo que Eddie Van Halen nunca dejó de hacer fue encender su guitarra en fuego, haciendo solos majestuosos y siendo dueño de una técnica propia e inigualable. Justamente eso fue lo que hizo en aquella noche de primavera estadounidense: tomar su guitarra y hacer volar a todos quienes estábamos presentes, dejando a muchos con la boca abierta, literalmente. Hace unos 15 años por poco soy crucificado en una tertulia musical cuando afirmé que Eddie es el mejor guitarrista de la historia. Me tildaron de loco e irrespetuoso con el legado de Jimi Hendrix. Hoy, cuando nos toca despedirnos del guitarrista de forma prematura a causa de un cáncer que lo aquejaba desde hace años y en un año en el que nada parece salir realmente bien, el debate pasa a un segundo plano. Si Eddie es o no mejor que Hendrix es cuestión de gustos, no hay forma de definirlo con absoluta certeza. Lo que si es rotundo, contundente y certero, es que el día en que Eddie se colgó su primera guitarra y comenzó a tocar, la historia del instrumento nunca sería la misma. Tan influyente es su legado, que hasta el mismo Michael Jackson lo invitó a grabar en Thriller, su disco más aclamado.
Lastimosamente, los integrantes de Van Halen nunca encontraron la fórmula para seguir activos, y, ya sea por motivos de salud o interminables disputas internas, no lograron ponerse de acuerdo para hacer mucho llegado el nuevo milenio. Sin embargo, su catalogo cuenta con 12 álbumes en los que podremos oír por siempre la maestría Eddie en las seis cuerdas.
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