Sobre el papel, los Fabulosos Cadillacs es una banda que no debería gustarme. Siendo lo mío el rock duro y heavy metal, los estilos más folclóricos y rítmicos no son lo mío, pero los Cadillacs hacen que me guste algo más cercano a lo que en Colombia llamamos "chucuchucu". Su mezcla de varios géneros es una poesía. Un poco de salsa, algo de reggae, otro tanto de ska, y una buena dosis de rock en español son una mezcla que desde mis años de colegio logró ganarse un lugar en mis oídos.
Llevaba años, por no decir décadas, esperando por la oportunidad de ver a Vicentico y su combo en vivo. El momento perfecto nunca parecía llegar. O no estaba en el país, o venían a tocar en festivales, algo que nunca me ha apetecido, pues en estos los grupos suelen tocar menos tiempo. Yo los quería ver haciendo lo suyo por dos horas, no por hora y media y con una lista de canciones reducida. Por eso, cuando hace unos meses se anunció su visita Bogotá, supe que era una oportunidad dorada de lograr el objetivo por fin. Y vaya que se logró el objetivo, pues los tipos se fajaron un concierto sencillamente brutal.
Por dos horas nos dieron un baile, literalmente, por sus casi 40 años de vida. Asegurándose de que todo el presente en el Movistar Arena se pegara una buena "azotada" de baldosa, brincada, y hasta un lindo pogo en V centenario, al cual tuve que meterme, pues tenía que hacer algo con tanta energía y emoción. Los éxitos no solo no faltaron sino que estuvieron presentes uno tras otro. Manuel Santillan, el león, Demasiada presión, Calaveras y diablitos, Gitana, Siguiendo la luna, Mal bicho, Matador, Vasos vacíos hicieron que las dos noches con los Cadillacs en Bogotá fueran un viaje épico por la nostalgia de los días de gloria del rock en español.
Dudo que el más "pelado" de la banda tenga menos de 55 años. Bueno, al menos de los integrantes de la vieja guardia, pues Astor Cianciarulo y Florian Fernández Capello -hijos de Flavio y Vicentico respectivamente- no deben llegar ni a los 30. Sin embargo, la energía de cada uno de los músicos que se pararon en el escenario es una total locura. No había más que responderles con voltaje. No había forma de no saltar, gritar, cantar, bailar, poguear. Solo la persona más aburrida del planeta no se pegaría su buena enloquecida con tanto derroche de energía saliendo del escenario.
Vicentico, un capo total. Los Fabulosos Cadillacs una banda que ,sin temor a equivocarme, está junto a Soda Stereo en la cima de las leyendas más leyendas del rock en español.
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