Cuando uno piensa en rock estadounidense,
inmediatamente piensa en ciudades como Los Angeles, cuna de cientos de las más
importantes bandas en la historia del rock del país del tío Sam. Sin embargo, a
casi 3.000 kilómetros de distancia, en Milwaukee-Wisconsin, The Black Saints
comienza a ondear la bandera del rock en una ciudad que no se caracteriza por
una gran producción de grupos famosos de rock, salvo –tal vez- por Violent
Femmes.
Formados a comienzos de
2009, estos santos negros del rock n roll llegaron para predicar al mundo
acerca de aquello que poco a poco se ha ido perdiendo en el género: guitarras
candentes, voz feroz y canciones explosivas. Un formato musical que,
tristemente, ha perdido terreno ante uno más cuadriculado y aburrido. Si bien
el ascenso de un grupo puede ser largo y complejo, este ha logrado en muy corto
tiempo cosas importantes. Tocar junto a Ace Frehley (Kiss), Blind Melon,
Sevendust, Steel Panther, entre otros, y que su música suene en países como
Canadá, Colombia e Inglaterra son apenas algunos de sus logros.
Su EP debut All Sinners
Welcome, lanzado en 2010, es una oda a ese rock de Los Angeles que tanto ha
marcado el sonido de la agrupación. A pesar de la distancia entre ciudades, el
legado angelino de grupos como Guns N´ Roses y Mötley Crüe se siente de forma
contundente a lo largo de sus seis canciones. Letras dedicadas a la calle, las
mujeres y la vida nocturna hacen que las composiciones de The Black Saints
adquieran un status de clásico instantáneo. Basta con oír Dead Man Walking,
canción que me dejó con la boca abierta cuando la oí por primera vez en 2010.
La furia colectiva de la parte instrumental, más la voz agresiva y estridente
de Drew Herdegen (cuyos gritos envidiaría la versión 2012 de Axl Rose) hacen de
la canción una joya digna de oír una y otra vez…al menos eso fue lo que yo
hice.
Hoy, 7 de diciembre de 2012, sale a la venta su segundo EP: Hellbent & Heartless. Cinco canciones que muestran al grupo madurando a pasos agigantados. Conservando aún ese fuego que los caracteriza, The Black Saints explora lugares previamente inexplorados, coquetea con aspectos musicales un tanto más melódicos, e incluso se la juega con una clásica power ballad ochentera: Amends, un himno al dolor causado por el desamor.
Constantemente busco música nueva. Me gusta retar mis oídos, evolucionar. Por ende, la cantidad de música nueva que oigo cada año es innumerable. La música que hace The Black Saints ha satisfecho mi insaciable curiosidad melómana. Uno de los descubrimientos musicales más valiosos que he hecho en los últimos años, sin duda. Si le gusta el hard rock, hágase un favor y oiga su música. Búsquelos en su página oficial, en iTunes, Amazon, no sé. Cuando los encuentre, suba al volumen al máximo y prepárese su cabeza para una intensa sesión de headbanging.
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